There is a light that never goes out

Santiago no siempre es considerada una ciudad agradable, comúnmente escuchamos hablar de ella en términos pesimistas, la ciudad contaminada, ruidosa y peligrosa; pero esta vez no me quiero referir a ella como tal. A pesar de todo, Santiago se ha convertido en una de mis mejores amigas, y tal como cuando hablan mal de un mejor amigo, me molesta que siempre se refieran a ella en términos tan negativos.

Nadie puede negar que la noche santiaguina es bella, y los que lo nieguen es porque nunca la han apreciado como tal. La ciudad iluminada artificialmente, con menos automóviles y gente que en el día, se convierte en un lugar especial, confidente, acogedor en las sombras. Muchos pensarían que también peligroso, pero dejemos de lado la paranoia (que por lo demás tanto me caracteriza). Sólo les pido que imaginen por un instante, una noche tibia de primavera, caminando por Avenida Brasil hacia la Alameda, pocos te observan y deseas la compañía de alguien, pero cuando ves pasar a los demás notas que también disfrutan los momentos de soledad, con nadie más que Santiago a tu lado - all around you.

Y ese es el mejor momento para pensar tu vida. Pensarla, recordarla, imaginarla, modificarla, sentirla, creerla. Camino y los miro a los ojos, transeúntes pálidos, perdidos buscando respuestas, confiando en la soledad de la noche, no dejándose interrumpir por mis miradas. Sí, definitivamente un trago, un trago más y todo termina; entran desconcertados a los bares de Brasil, solos – siempre he escuchado que beber sin compañía es un mal signo – esperando que el refrescante o embriagador trago renueve su noche. Al rato caminan hacia la Alameda con semblantes distintos, con sonrisas falsas, algunos tambaleándose en la oscuridad bajo los árboles. Por eso reafirmo que la ciudad es bella, hace que las personas hagan cosas que a la luz del día no se atreverían a hacer, por miedo a ser reconocidos. Santiago de noche me llena de confianza, haría más cosas de noche que de día, como dejar que un trago me embriague por unos minutos, mientras el humo del cigarrillo sale por mis labios. ¿Pero sola? No creo que lo haga sola, siempre queda algo de paranoia. Pero con una buena compañía nunca es malo, mientras esa compañía ilumine un poco tu noche y pueda dirigir tus pasos a casa – or wherever. Siempre habrá una luz que nunca se apagará, como dice mi querido.